RIMA XCIII-B

 

Si en medio del valle

en tardo se trueca tu amor animado,

vacila tu planta, se pliega tu talle...

soy yo, dueño amado,

que, en no vistos lazos

de amor anhelante, te estrecho en mis brazos;

soy yo quien te teje la alfombra florida

que vuelve a tu cuerpo la fuerza de la vida;

soy yo, que te sigo

en alas del viento soñando contigo.