RIMA XXXVI

 

Si de nuestros agravios en un libro

se escribiese la historia,

y se borrase en nuestras almas cuanto

se borrase en sus hojas;

 

Te quiero tanto aún: dejó en mi pecho

tu amor huellas tan hondas,

que sólo con que tú borrases una,

¡las borraba yo todas!